Reflejos y destellos de dos paseos navideños | ELIA TORRECILLA

La actitud flâneur a través de dos acciones artísticas propias: Mujer-anuncio (2016) y Mujer-árbol (2017).

 

El flâneur camina deambulando, descubriendo experiencias oscuras y procesos residuales, revelando "cosas ocultas a aquellos que buscan metas lineales intencionales" (Savage, 1995 en Minca; Oakes, 2006: 41)

 

La ciudad es el espacio del paseante, un lugar creado a partir de los movimientos de los ciudadanos, y puesto que la mayoría de la población vive hoy en ciudades, la urbe es el escenario principal en el cual desarrollamos nuestra vida; somos ciudadanos, término que deriva de ciudad, espacio organizado en torno a la ciudadanía, es decir, nos situamos alrededor de la participación en la vida pública.

En este sentido, caminar deviene una actividad que mantiene la viabilidad del espacio público (Jacobs, 1967), pues es una forma simbólica que permite transformar el espacio constituyéndose como una metáfora del movimiento mental, físico y artístico. Es caminando como el ciudadano re-conoce su ciudad y se relaciona con otros, por ello, la figura del flâneur es rescatada y reivindicada en la actualidad para advertirnos sobre la pérdida de experiencia física de las ciudades que tienen sus habitantes.

La flânerie es, por tanto, una herramienta analítica que conlleva una manera de mirar específica, de sentir y de leer el paisaje para apropiarse de él y conformar un campo activo de participación entre el espacio habitado y el habitante, una actividad que establece unas formas determinadas de relación entre el paseante y el lugar. A este respecto, Benjamin (1997: 217) se refirió al flâneur como “el sacerdote del genius loci”, es decir, como guardián del espíritu del lugar que es capaz de captar su esencia y que manifiesta sus cualidades a través del cuerpo que camina, que observa, que siente: el flâneur parece ser el genius loci de él mismo, celebrando el lugar y sus detalles, considerando el acto de caminar como una acción que busca “localizar sensaciones y sentir localizaciones” (Feld, 1996, en Psarras, 2015).

La flânerie no consiste solamente en un desplazamiento espacial, en deambular, andar o pasear, sino en una apropiación perceptiva y territorial, un acto de construir simbólicamente el espacio. Lejos de ser exclusivamente un canal de tránsito, el flâneur convierte la calle en una forma de estancia y en un lugar de encuentro.  En una primera mirada se puede observar cómo la ciudad actual es un espacio dominado principalmente por el consumo, consolidándose como un producto del capitalismo y la sociedad globalizada. Los individuos que se desplazan por sus calles, se mueven de un lugar a otro con bolsas en la mano, entrando y saliendo de las tiendas, corriendo para llegar a tiempo al trabajo mientras sus ojos permanecen fijos en las pantallas de sus teléfonos móviles, haciendo evidente la existencia de una cierta desconexión con el espacio que se habita. En definitiva y en oposición al autismo de la velocidad y el consumo, se contrapone el caminar del flâneur, prometiendo una actitud consciente cuya experiencia, incluye la voluntaria desorientación, la percepción del espacio y la lentitud.

Benjamin describió al flâneur como un personaje específico de la ciudad moderna y espacio concreto como eran los pasajes parisinos, por lo que si dicho espacio desaparece, el destino del flâneur es desaparecer con él. El centro urbano, las calles y los pasajes fueron poco a poco dominados por el consumo, y el flâneur, atraído por los artículos expuestos pero sin llegar a sucumbir a su adquisición, recibe a través de la vitrina del cristal una visión multiplicada en la que se superpone la imagen de la mercancía a su propio reflejo, de ahí que Benjamin destacara la capacidad empática de esta figura estableciendo una conexión entre la identificación que el flâneur tiene con todo aquello que mira, y la mercancía, siempre disponible para ser adquirida por cualquier comprador.

A través de la empatía, el observador se aproxima a lo observado pero marcando al mismo tiempo las distancias por lo que, aquello que en un principio se basaba solamente en el consumo visual sin llegar a sucumbir al poder del capitalismo, se convierte en atracción, dejándose llevar por su propio reflejo y por la mercancía misma. Ello provocó que Benjamin declarara la muerte del flâneur, que fue absorbido por la fantasmagoría del vidrio y consumido por el consumo, viendo su última encarnación en el hombre-anuncio (Benjamin, 2005:451).

El sandwichman u hombre-anuncio es un personaje paradigmático de París especialmente en los años treinta, un vendedor ambulante, un "hombre-objeto” que toma presencia en las calles, no como signo de distinción, como lo haría el dandy, sino como publicidad mercantil. En contraposición al flâneur, aunque ambos ocupan el espacio público, el hombre-anuncio no realiza ninguna trayectoria, sino que es un hombre-cartel destinado a permanecer en un único lugar, y como anuncio de mercancías, el sandwichman busca ser visto y leído, pues es un texto (publicitario) ambulante cuyo fin es alimentar el capitalismo a través del consumo.

Escribiendo sobre la “última” reencarnación del flâneur, y pensando en el traje con el que el sandwichman hace presencia en las calles (dos carteles, uno frontal y otro dorsal, que cuelgan de sus hombros unidos por correas), nos surgió la curiosidad por saber qué ocurriría si en lugar de dos carteles, colgaran sobre sus hombros dos espejos. Así, se procedió a la construcción del dispositivo y mujer-anuncio se presentó en la calle Colón (Valencia) con la intención de no permanecer en un único espacio, como lo haría el sandwichman, sino de recorrer la calle dejándose llevar por los flujos de los transeúntes movidos por los ritmos de la compra.

Sandwich_woman, fotografías digitales (documento-acción), diciembre, 2016.

 

Durante el recorrido como Sandwich-woman o mujer-anuncio por esta calle céntrica convertida en centro-comercial, a través de esta acción se anunciaba y reflejaban los anuncios ante el asombro de los transeúntes, entre los cuales se podía escuchar cómo preguntaban a sus interlocutores: “¿qué anuncia?”, mientras la mayoría de ellos buscaban escapar a su propio reflejo con mirada de extrañeza. En varias ocasiones a lo largo del recorrido, nos deteníamos para reflejar elementos concretos, como una multitud esperando el semáforo, diversos carteles o escaparates. Concretamente, cuando nos encontrábamos situados frente a la multitud esperando a cruzar, nos dimos la vuelta para continuar el itinerario. En ese instante, nos encontramos con un rostro emocionado ante el cual nos quedamos paralizados.  Se trataba de una mujer que pedía ayuda económica que nos miraba fijamente e inmóvil con expresión de conmoción. Entonces nos dimos cuenta de que se estaba viendo reflejada en nosotros, en nuestro espejo.

Más tarde, reflexionando sobre lo sucedido durante la acción, nos preguntamos ¿era ella una mujer anuncio o era su antítesis?. Asimismo, revisando la documentación (fotografía y vídeo), surge ante nosotros la idea de flâneur como “daguerrotipo andante”. Fournel (1867: 268) describió al flâneur como "un daguerrotipo móvil y apasionado que registra el más mínimo detalle y en él se refleja, con sus cambiantes destellos, aquello que ocurre, el ritmo de la ciudad, la fisonomía múltiple del espíritu público”.

Por otro lado, a través de esta acción es posible realizar una comparación entre la flânerie y el proceso de revelado fotográfico si pensamos que ambas iluminan partes ocultas de la ciudad, y lo que está en negativo va emergiendo lentamente, convirtiéndose en luz. De esta manera, Sandwich_woman anuncia reflejos de anuncios que anuncian mercancías a través de un juego de espejos y destellos de objetos de deseo, pues lo que refleja son unos sujetos-máquinas deseantes portando bolsas que sueñan por unas calles-escaparate que muestran ambos lados del espejo: la superficie brillante y la oscuridad del otro lado, que al proyectarle luz, se revela. Sandwich_woman es un texto ambulante, una escritura móvil que refleja, al igual que el cristal de los escaparates, las imágenes de un capitalismo devorador.

Por ello, a través de esta acción, Sandwich-woman adopta la actitud de flâneur, manteniendo la empatía con la mercancía y la multitud, sin dejarse arrastrar por ella para revelar una imagen que muestra el ritmo de unas calles-comercio que sí han sucumbido al consumo; una pantalla caminante que muestra las secuencias de la compra: Sandwich_woman nos anuncia a nosotros mismos sucumbiendo a la compra en una calle de tiendas.

El centro, mi calle y yo, fotografía digital, diciembre, 2017.

 

"Seis millones de bombillas iluminan la Navidad en Vigo" (La Voz de Galicia, 25 noviembre 2017), “Vigo deslumbra por Navidad” (Faro de Vigo, 25 noviembre 2017), “El alumbrado navideño de Vigo, al estilo de Nueva York (Noticias Antena 3 TV, 11 noviembre 2017), “El Concello de Vigo se gasta 600.000 euros en luces de Navidad” (Radiolider.com, 15 noviembre 2017), “Vigo deslumbra con su mejor vestido de luces” (Faro de Vigo, 26 noviembre 2017).

 

Mujer-árbol, fotografías digitales (documento-acción), diciembre, 2017.

 

Después de un paseo nocturno por el centro de la ciudad, regreso a casa deslumbrada y narcotizada por el efecto de las luces, el color y el hilo musical, elementos visuales y sonoros que van in diminuendo hasta la más tenue y humilde iluminación y silencio. Mi calle y sus alrededores contrastan enormemente con el parque temático en que se han convertido las calles del centro de la ciudad. Tras la lectura de los titulares que resumen la excesiva inversión que desde la Alcaldía de Vigo se ha hecho en iluminación navideña, “mujer-anuncio” se transforma en “mujer-árbol” para iluminar aquellas partes que han quedado al margen de la ciudad-espectáculo (el centro). Así, Mujer-árbol, es un paseo-acción en la que se va llevando, de una manera simbólica, luz a mi calle y sus alrededores con un “vestido de luces” de navidad.

En la misma línea de Sandwich-woman, se toma la actitud de flâneur y se hace una apropiación del imaginario navideño para utilizarlo como dispositivo de visibilización. Al igual que el hombre-anuncio, mujer-árbol es un texto (lumínico); una “luciérnaga urbana” ambulante que revela, un “semáforo móvil” que indica y expone las partes menos visibles de la ciudad a través de su caminar, por lo que de nuevo, aflora la idea de un flâneur foto-sensible, es decir, un “daguerrotipo andante” que expone las modalidades más evidentes con las que la ciudad nueva postmoderna se afirma y se aleja de las experiencias precedentes, -los espacios de consumo y de la simulación, los lugares de la hiperrealidad y los territorios de la mirada, como los shopping malls, los parques temáticos, las innumerables Disneylandias – ya tienen precedentes y formas originarias en la ciudad del siglo XIX y que se encuentran condensadas en la figura del flâneur (Amendola, 2000:183).

 

BIBLIOGRAFÍA

BENJAMIN, Walter (2005). Libro de los pasajes. Madrid: Akal.

MINCA, Claudio; OAKES, Tim (2006). Travels in paradox: Remapping Tourism. New York: Rowman&Littlefield.

JACOBS, Jane (2011). Muerte y vida de las grandes ciudades. Madrid:Capitán Swing ediciones.

PSARRAS, Bill. (2015) Emotive Terrains: Exploring the emotional geographies of city through walking as art, senses and embodied technologies. (Tesis doctoral inédita), Goldsmiths University, Londres.

FOURNEL, Victor (1867). Ce qu’on voit dans les rues de Paris, Paris: E. Dentu.

AMENDOLA, Giandomenico (2000). La ciudad postmoderna. Magia y miedo de la metrópolis contemporánea. Madrid: Celeste Ediciones.




 

Elia Torrecilla (Universitat Politècnica de València)

Durante los últimos años Elia Torrecilla viene desarrollando un proyecto artístico interdisciplinar centrado en la actividad del paseo en todas sus formas; una práctica para tomar conciencia del espacio y sentirse parte del todo urbano a través del cuerpo, por ello, su trabajo se aproxima al ámbito de la performance. Compagina su actividad como artista e investigadora y actualmente se encuentra finalizando el Doctorado en Arte: producción e investigación, desarrollando un trabajo que se centra en la figura del flâneur, paseante por excelencia y paradigma de la experiencia urbana moderna, adaptándola a los nuevos espacios generados por la tecnología.

Web: http://eliatorrecilla.com/